Fabricamos nuestro propio macerado de caléndula paso a paso y sin prisa …. Vamos?
Durante las épocas frías del año solemos tomar menos cantidad de líquidos y enfrentarnos a cambios bruscos de temperatura. Sin quererlo, sometemos a nuestra piel a un verdadero desafío: conservar intacta su capa hidrolipídica, ese escudo natural que la protege del clima, de la sequedad y del agrietamiento. Cuando ese equilibrio se rompe, lo sentimos de inmediato: labios resecos, mejillas ardientes, piel tirante en la zona de la nariz o el contorno de ojos.
Para estos momentos, la naturaleza nos ofrece una alianza poderosa: caléndula y llantén, dos plantas humildes y generosas que se convierten en verdaderas guardianas de la piel.
La caléndula es un clásico en el botiquín botánico. Sus propiedades son tan amplias que cuesta resumirlas: es antiinflamatoria, cicatrizante, fungicida, antibacteriana y emoliente. Acompaña especialmente a las mujeres en cada etapa: calma dolores menstruales, favorece el flujo pélvico y uterino, y se ha usado desde tiempos antiguos como emenagogo suave. También ha mostrado efectos positivos en el embarazo y postparto, especialmente en preparaciones externas para la piel. Por algo la “Comisión E” alemana —autoridad científica en fitoterapia— la reconoce como una planta de uso seguro y eficaz en inflamaciones dérmicas, heridas y quemaduras.
Pero no está sola. El llantén (Plantago major o lanceolata), muchas veces considerado “yuyo”, es en realidad un remedio ancestral. Su poder reside en su capacidad para reducir la inflamación, calmar escozores, regenerar tejidos y cerrar heridas. Tiene una marcada acción antibacteriana y antihistamínica natural, por lo que es ideal para pieles sensibles, alérgicas o con irritaciones. Además, su contenido en mucílagos le confiere una textura suavizante que hidrata profundamente y calma incluso las pieles más reactivas.
Ambas plantas trabajan en sinergia: una repara, la otra calma; una cierra, la otra suaviza. Por eso, este bálsamo elaborado con caléndula y llantén no solo es un mimo para los labios partidos o las mejillas agrietadas, sino una cura vegetal para toda la familia: mujeres, hombres, niños… la piel no tiene género, y la botánica tampoco.
🌿 Receta de Oleomacerado de Caléndula y Llantén
(método en frío o solar, apto para cosmética natural y botiquín herbal)
✳️ Propiedades:
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Caléndula (Calendula officinalis): antiséptica, regeneradora, cicatrizante, antiinflamatoria.
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Llantén (Plantago major o lanceolata): calmante, antiinflamatorio, cicatrizante, excelente para pieles irritadas o sensibles.
🧪 Ingredientes (para 200 ml de oleato aprox.)
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🌼 20 g de flores secas de caléndula
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🌿 20 g de hojas secas de llantén
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💛 Aceite vegetal portador: 200 ml (almendras dulces, girasol orgánico, jojoba o aceite de oliva suave)
📌 Usá plantas completamente secas para evitar el riesgo de desarrollo de moho.
👩🔬 Paso a paso (método solar o de maceración en frío)
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Colocá las hierbas secas en un frasco de vidrio limpio y seco.
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Cubrilas completamente con el aceite elegido, asegurándote de que no quede ninguna parte vegetal sobresaliendo del aceite (esto evitará oxidación y hongos).
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Tapá bien el frasco y etiquetalo con la fecha, ingredientes y tipo de aceite usado.
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Colocá el frasco en un lugar cálido y luminoso (no al sol directo si hace mucho calor), y dejá macerar por mínimo 3 semanas. Agitá el frasco una vez al día para facilitar la extracción.
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Luego de ese tiempo, filtrá el aceite con un lienzo o filtro de café, presionando bien las plantas para aprovechar todo el aceite.
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Envasá el oleato filtrado en un frasco de vidrio oscuro, con etiqueta, y conservá en un lugar fresco y seco.
🌰 Conservación
Si lo deseás, podés agregarle 0,5–1% de vitamina E para mejorar su estabilidad y evitar la oxidación del aceite. Así puede conservarse entre 6 y 12 meses, dependiendo del tipo de aceite base.
💡 Tip extra:
Como se prepara:
Macerado solar o luminario:
